011 – Lo que importa son las semillas.

Estoy hablando específicamente de las grandas; esa fruta rara, rica, de cáscara dura, difícil de abrir. Siempre parece verde, aún cuando ya está madura. Cuando uno logra abrirla, por lo general con la ayuda de un cuchillo, se encuentra con miles de semillas (color granada justamente) brillosas y tentadoras. El sabor es dulce pero con un dejo ácido y áspero.

Bueno, parece que esas semillas (o dientes como se suelen llamar), son un tesoro escondido. Contienen un altísimo contenido de ácido Elágico, que es un antioxidante extraordinario que protege la piel del desgaste de los rayos solares y por lo tanto, del envejecimiento.

Un estudio realizado en Kikkoman, en Noda, Japón, concluyó que las semillas de granada pueden bloquear los efectos nocivos de los rayos UV que desgastan el colágeno de la piel, o sea, los que nos envejecen.

Con solo comer media taza de semillas de granada por día, en forma de jugo, por ejemplo, podemos ir suavizando arrugas y rejuveneciendo la piel. Esto según el Dr. Perricone, M.D., un reconocido dermatólogo de Meriden, Connecticut, Estados Unidos.