ENTREVISTA A TAMARA DI TELLA LA CREADORA DE TANGO PILATES

COMO MUJER DEL EMBAJADOR, LLEVO LA BANDERA ARGENTINA POR TODA EUROPA”

Junto a su marido Torcuato Di Tella, vive en Roma en un palazzo que data de 1860 y es hoy la sede diplomática de nuestro país en Italia…

…La empresaria del fitness habla de su nueva vida, “siempre llena de desafíos y vanguardia”
“Mi deber es fomentar los productos argentinos…
Soy un catálogo de marcas nacionales caminando”
Como embajadores argentinos en Roma, Tamara y su marido reciben a distintas personalidades del ámbito internacional. “Aunque las oficinas ocupan todo el piso de arriba y los salones de recepción son muy amplios, hay varios cuartos para cuando nos visitan huéspedes especiales, como el pianista Miguel Ángel Estrella y las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Vera Vigevani y Estela de Carlotto”, cuenta Tamara.

Desde la residencia del embaja­dor argentino en Roma, los Di Tella tienen contacto directo con el Palacio Real. O, al menos, se­gún comenta Tamara Di Tella, eso indica la leyenda. «Hay un pasadizo secreto en el subsuelo que lleva di­recto hasta el Palacio del Rey, que está ubicado en el Foro Romano. Aunque lo estuve buscando y todavía no pude averiguar si es cierto o sim­plemente un mito», confiesa la crea­dora del método pilates más famoso en Argentina. Tamara se instaló en la capital italiana a fines de 2010, cuan­do su marido, Torcuato Di Tella, fue nombrado embajador en Italia cubriendo de esa manera un puesto que estaba vacante desde marzo de 2008. «Fue una gran sorpresa que le ofrecieran el cargo, porque Torcuato no es diplomático de carrera. Pero su desempeño como secretario de Cultu­ra de la Nación y los vínculos que tiene como académico hicieron que la Canci­llería lo tuviera en cuenta», dice Tamara. Desde entonces, viven en el edificio de la embajada argentina: un palazzo de 1860 ubicado en Piazza dell’ Esquilmo 2, fren­te a la iglesia Santa María Maggiore. “Es un lugar espléndido y espacioso», sen­tencia Tamara. Además de acompañar a su marido en sus funciones públicas, todavía dirige Tamara Di Tella Pilates, la compañía que ya cuenta con sucursales en Europa y Estados Unidos. «Gracias a mi Mac, puedo continuar trabajando en mi empresa desde Roma como si estuvie­ra en Buenos Aires. Mi computadora es una extensión de mi brazo. Fue lo pri­mero que puse en la valija para salir de Argentina. No vivo sin ella», confiesa.

-¿Extrañas Buenos Aires?

-No mucho, porque vivir en Italia es lo más parecido a estar allá. En Roma me siento tan cómoda como en casa: los italianos son iguales a nosotros. Además, pasé en el extranjero gran parte de mi vida: desde los 17 hasta los 30 años estu­ve estudiando en Inglaterra y en Estados Unidos. Y, aunque regresé a Argentina cuando me casé con Torcuato, siempre seguimos viajando mucho.

-¿Cambió tu rutina desde que te insta­laste en Italia?

-¡Para nada! Siempre tuve una rutina muy disciplinada, a pesar de que con Tor­cuato nos la pasamos arriba de los aviones, yendo de un país a otro. Cuando estoy en Roma me levanto muy temprano y trabajo una hora contestando mails. A las nueve de la mañana salgo a caminar, vuelvo para almorzar y recién comienzo a trabajar a las dos de la tarde, por la diferencia hora­ria que hay con Argentina. Hasta que me siento a cenar estoy frente a la computa­dora. Repito la rutina sábados, domingos y feriados. ¡No paro nunca!

-Con Torcuato tienen agendas muy apretadas. ¿Cómo manejan la intimidad?

-Estamos juntos todo el tiempo porque yo lo acompaño a todos los eventos en los que debe estar. Lamentablemente, Tor­cuato ya no tiene más tiempo para prac­ticar pilates, una actividad que hacíamos juntos cuando estábamos en Argentina.

-¿Cuál es tu papel como la mujer del embajador?

-Mi rol es representar a Argentina lo mejor que puedo. ¡Soy un catálogo de productos nacionales que camina! Las carteras que uso son hechas con cuero argentino, mis vestidos son de diseñado­res argentinos, en las cenas que damos en la embajada las carnes y los vinos son argentinos. Es­toy para ayudar a represen­tar a nuestro país y llevar la bandera por toda Europa.

A la distancia, sigue al mando de su empresa Tamara Di Tella Pilates & Tangolates – Tango Pilates, con sucursales en Europa y Estados Unidos. Acaba de lanzar el Tangolates – Tango Pilates, un método que combina el ritmo del dos por cuatro con la técnica pilates. Muy coqueta, desplegó los accesorios que usó para la producción.

“Todo lo que uso acá es argentino: las carteras son de nuestro cuero, mis vestidos, de diseñadores nacionales y hasta el vino es de Mendoza”

-¿Te contactaste con mu­chas personalidades desde que vivís en Roma?

-Como embajadora tuve la oportunidad de conocer personalidades famosas y ce­lebridades del ámbito de la cultura, de la diplomacia, del jet set y hasta de la nobleza. ¿Ejemplos? Los Reyes de Es­paña, el presidente Silvio Berlusconi, el escritor Umberto Eco, la marquesa Borghese… Lo que más me impactó en los eventos sociales de los que partícipe fue el respeto que tienen los europeos por Ar­gentina: la conocen y la reco­nocen mucho más de lo que nos imaginamos. Realmente, no nos damos cuenta del país que tenemos hasta que salimos afuera y la gente nos habla de él.

-En Argentina, el apelli­do Di Tella es sinónimo de vanguardia. ¿Sentís que con tu trabajo haces honor a ese título?

-El verdadero vanguardis­ta es mi marido, yo soy una trabajadora incansable y una persona que no se asusta probando cosas nuevas. En el mundo en que vivimos te­nemos que superarnos cons­tantemente, y superarse es crear cosas nuevas todos los días. Hoy, el que no innova se queda atrás.

Texto: Melisa Belver
Fotos: Getty Images