VACACIONES EN PAZ

Jennifer Bagget, Holly Corbett y Amanda Pressner, tres chicas de Nueva York, decidieron salir de vacaciones y recorrer el mundo con poco presupuesto. ¿El resultado?…

Un libro que ya tiene vendido dos millones de ejemplares en Francia solamente. En el libro cuentan qué es lo que no hay que hacer, los problemas en que uno se puede meter, cómo salir de ellos, etc. En fin, cómo viajar y, por sobre todas las cosas, cómo enojarse, ante quién y cuándo si algo sale mal durante un viaje.

¿Qué puede salir mal durante un viaje? Bueno, cualquier consulado argentino en el extranjero les dirá que lo mas típico es perder el pasaporte, también que le robaron la billetera con la tarjeta de crédito, perder la conexión en un vuelo, ir al aeropuerto equivocado, no encontrar lugar en el hotel que reservaron, que la valija no llegue y se haya ido a otro destino, agarrarse una indigestión, tener un accidente, y muchas cosas más. Pero hoy me quiero adelantar a esos problemas, ojalá que nadie los tenga, y darle una serie de tips para no tener ninguno cuando volvamos felices de nuestras vacaciones. Como bien dice el dicho popular: «prevenir es curar».

• No deje la cafetera con el filtro lleno de café. Es un detalle zonzo que la mayoría no atendemos, pero a la vuelta, ese detalle puede convertirse en algo muy desagradable de mirar y de ¡oler!

• Cierre las ventanas. No sólo por cuestiones de seguridad, los temas climáticos son fundamentales: lluvia, viento y tierra entran directamente a nuestro hogar si olvidamos este ítem. Además, aunque pocos lo piensan, pueden entrar insectos, y hasta pequeños animales como roedores, pájaros, murciélagos o algún gato del vecino.

• Shhh… no le cuente a sus vecinos que sale de vacaciones, a no ser que haya mucha pero mucha confianza. No es bueno que se sepa que la casa está sola, a menos que esa persona esté atenta para cuidar nuestras pertenecencias.

• Deje la heladera (refrigerador) enchufada, en el caso de que salga por pocos días, o en su defecto, vacía y con la puerta abierta. La idea es evitar el estado de descomposición de cualquier objeto.

• Deje apagados la computadora, el router, el xbox y la plancha. Evite posibles cortocircuitos, consumo innecesario y sobre todo, le da una mano a la ecología.

• Revise la comida que puede pudrirse, incluso si está dentro de la heladera. Es mejor regalarla a quien necesita que condenarla a la pudrición.

• Si tiene una mascota, encárguese de su cuidado. Nada de dejarla sola con comida. Aunque esto puede resultar con los gatos que saben salir y entrar solos de la casa por ranuras, los animales necesitan que alguien los supervise, no sólo por si necesitan algo sino también por su bienestar psicológico: ellos también se deprimen y extrañan.

• Pague las cuentas antes de irse. No sólo no es agradable llegar y que no haya agua, sino que es mejor evitar oler la pudrición que puede generarse si deja de funcionar la heladera.

• No deje cosas sucias en la pileta de la cocina. Puede ser que el apuro por salir nos haga olvidar de lavar los platos, pero recuerde que los microbios y hongos se reproducen con mucha rapidez.

• Use el sentido común. Sea realista respecto de dónde vive, para saber si realmente puede dejar la casa sola.

• Deje las llaves de su casa a alguien que permanece en la ciudad. Es mejor que alguien tenga acceso ante una emergencia.

Tal vez usted piense que todo lo que le estoy diciendo son cosas obvias, pero recuerde que muchas veces lo obvio se pasa de largo. Nada mejor que al regresar de un merecido descanso encontremos nuestra casita perfecta para volver a recibirnos.

¡Buen viaje!