EL CUERPO HABLA
Su cuerpo es su mejor vocero, o como dicen los franceses con todo su glamour, su porte-parole. Habla por usted en su propio lenguaje silencioso y lo delata cada vez que lo necesita, aunque odie que lo haga.
Muestra lo que usted se esfuerza tanto en esconder.
Que es tímido, inseguro, introvertido. Ya sé, lo detesta cuando ocurre esto, cuando pone el foco de atención, especialmente a los ojos de quienes le importan. Siempre le lleva tiempo reaccionar, y luego se pregunta: ¿cómo se dieron cuenta? Ya se lo dije, porque el cuerpo habla, y lo peor, o lo mejor, según el punto de vista desde donde se lo mire, es que habla sin decir una sola palabra. ¡Qué habilidad, no!
¿Cómo lo hace? Observe a cualquier persona. Su cabeza se inclina ligeramente a la izquierda como tratando de comprender algo, su hombro se levanta como para proteger su corazón, sus sentimientos. Ahora, mire a otro, su mentón baja, o sus hombros tienden a redondearse hacia adelante y también es posible que titubee desparramándose en la silla. O mire a ese otro, como está sentado, con sus rodillas muy apretadas, y se frota las manos continuamente. ¿Estará nervioso, o impaciente, o tal vez inseguro? Muchas veces se dice: «lo que no se dice, se actúa», y en este caso más que nunca, todo lo que no nos animamos a verbalizar, el cuerpo lo delata.
Entonces, es bueno saberlo, y poder tomar conciencia de esto. Imagínese esto, usted entra a una sala de reunión con sus jefes, o bien a un restaurante donde lo espera alguien, bien erguido, con los hombros inclinados hacia atrás y abajo, el mentón acentuado. La columna vertebral derecha. La figura que se ve es la de alguien esbelto, seguro, que mira de frente y a los ojos a las personas y que, además, siempre contesta con una sonrisa, ya le dije lo importante de sonreír en la vida. ¿Qué le parece? Cuál será la imagen que reciban los demás. Linda, verdad.
Pero además, esto no es todo, le aseguro que ese dolor de espalda habrá desaparecido. El cuello no tira, ya no está más la tensión cervical, la zona lumbar ni siquiera existe, ni la siente, las rodillas no hacen ruido, o molestan, todo por haber concientizado una buena postura. Así de simple. Ustedes esto ya lo saben, no se lo tengo que repetir: la columna es una de las partes más importantes del cuerpo. Sin ella ni siquiera podríamos estar erguidos, pero aun si pudiéramos no podríamos movernos. La columna le da apoyo a todo el cuerpo. Cuando piense en ella piense en un fino collar de perlas, todas ellas eslabonadas armoniosamente unas con otras. Estas perlas, las vértebras, están conectadas entrañablemente y se mueven juntas en grupo, aunque al mismo tiempo cada una mantenga su individualidad, permitiendo a cada hueso articularse por sí mismo, así que por favor le pido, no piense que esta obra de gran ingeniería es sólo una pila de huesos. Le doy un ejercicio, fácil y rápido para acomodar esas perlas, hágalo cuando usted pueda, pero tómese algunos minutos por día.
Imagínese que tiene una cuerda que levanta su cabeza. Trate de tocar el techo con la corona de su cabeza, cuente hasta diez y relájese. Inténtelo una vez más, y relájese otra vez. Ahora coloque sus hombros para atrás y abra el pecho. Respire intensamente y camine tres amplios pasos hacia adelante. Relájese. Inhale profundo y comience otra vez. A eso se llama actitud. Y, recuerde, esa actitud es la que lo lleva por la vida.
¡Buena semana!