CUIDAMOS EL CUERPO PERO NOS OLVIDAMOS DE LA CARA
El punto débil de las latinas es la celulitis. Envejecemos después que las anglosajonas, pero nos obsesionamos antes. Empezamos a preocuparnos por el paso del tiempo a los 35 años.
El 70 por ciento de las argentinas hace algo por mejorar su cuerpo.
Cada vez son más los métodos para combatir los efectos del paso de los años y retardar el envejecimiento. No hay dudas de que el anti-aging es el fenómeno de la década», asegura Tamara Di Tella (46), una experta en estética femenina, dueña de un spa de belleza que lleva su nombre y que acaba de abrir una sucursal en el Puerto Bunge Appart y Spa Hotel, en Pinamar. Ya no hay excusas para quedarse de brazos cruzados mirando los rastros que de-ja en nuestro cuerpo el paso del tiempo. Estamos a tiempo de hacer algo para estar mejor y de dejar de hacer aquello que no nos favorece.
– Las argentinas, ¿envejecemos antes o después que las mujeres de otros países?
– Por nuestras características latinas envejecemos más tarde, aunque nos obsesionamos antes. Envejecemos unos diez años después que las inglesas, porque las anglosajonas tienen la piel muy delicada y al vivir en climas fríos, se arrugan más rápido. Una mujer inglesa, por una cuestión genética, suele tener arrugas a los 29 años. Las hindúes nos ganan: nunca se sabe qué edad tienen y además tampoco encanecen. El punto débil de las latinas, españolas e italianas, en cambio, es la celulitis, que casi no existe en la raza anglosajona y la negra.
– ¿A qué edad empezamos a preocuparnos por el cuerpo?
– La mujer argentina empieza a preocuparse, pero también a obsesionarse, a los 35 años. Diez años antes que la mujer de Estados Unidos o de otros países desarrollados. Ellas se empiezan a preocupar recién a los 45.
– ¿Por qué somos tan críticas con nuestro cuerpo?
– Porque somos muy coquetas. Además, por un desbalance demográfico importante que tiene este país, especialmente en los grandes centros urbanos como Buenos Aires. Al haber más mujeres que hombres, la competencia es más fuerte y nos exigimos más. De 10 mujeres argentinas, 10 están desconformes con su cuerpo o su cara.
– ¿Y cuántas hacen algo por cuidarlo?
– Un 70 por ciento hace algo por su cuerpo. El otro 30 se queda en su casa, tejiendo o mirando televisión. La gran mayoría va a un gimnasio en algún momento del año, las que tienen ingresos medios prueban con algún tratamiento y las de ingresos altos se hacen cirugías o tratamientos costosos. Existe un uno por ciento de la población que pertenece a la clase alta y que no hace nada por su cuerpo: su filosofía es similar a la de los países superdesarrollados, donde no se le da tanta importancia al aging, al paso del tiempo. No son tan coquetas, pero no toman sol, no fuman y hacen vida sana.
– ¿Cuáles son nuestras peores costumbres?
– Hacemos todo al revés. No desayunamos, cuando ésa debería ser la comida principal; almorzamos mucho y, después, lo único que queremos es dormir la siesta. Cenamos muy tarde, en grandes cantidades. Esas calorías no las quemamos. En Estados Unidos desayunan con huevo, queso, jamón, frutas y tienen un almuerzo frugal. Nosotros tomamos mucho alcohol, fumamos, nos acostamos muy tarde y dormimos poco. Todo esto contribuye al envejecimiento. Un vicio terrible de la mujer argentina es el café, que es tóxico.
– ¿Qué es lo que más nos exigimos?
– Es curioso, pero en lo primero que nos fijamos y donde ponemos más énfasis es en el cuerpo. Recién después nos preocupamos por la cara. Supongo que es porque el hombre argentino se fija más en el cuerpo que en la cara de una mujer. Es más tolerante con las arruguitas de la cara, que hasta le parecen simpáticas y que le dan personalidad a la mujer, mientras que son muy estrictos con el cuerpo: las quieren con un físico perfecto.
MASAJES PARA EVITAR ARRUGAS
– ¿Y qué partes del cuerpo nos molestan?
– El 70 por ciento de las que van a institutos de belleza demandan tratamientos de la cintura para abajo. De cada 10 mujeres que acuden a un centro de belleza, 7 lo hacen por la celulitis. En segundo lugar, piden tratamientos contra la flaccidez. En tercer lugar, les preocupa el pelo: la mujer argentina lo tiene muy castigado porque vive haciéndose reflejos o tiñéndose las canas. En cuarto lugar, se preocupan por las arrugas en la cara. Por último está algo que tendría que ser primordial: los masajes y técnicas de relajación.
– Quizá porque los masajes no quitan los signos visibles del envejecimiento.
– ¡Al contrario! El masaje relaja todo el cuerpo, desata nudos de tensión, elimina el estrés y así la cara queda como nueva. Parece mentira, pero un masaje en los omóplatos, las cervicales o las lumbares, elimina -o al menos reduce mucho- las arrugas de expresión. Un buen masaje en los pies elimina las arrugas del ceño y de los costados de la boca. La gente estresada duerme apretando los dientes, y es ahí cuando se producen las arrugas en la boca.
– ¿Cuáles son las primeras señales de que estamos envejeciendo?
– Los primeros signos de en-vejecimiento, contrario a lo que se cree, aparecen en el cuerpo y no en la cara. La primera señal es la flaccidez, y el blanco más común es la panza y la zona de los cuadríceps en las piernas. También la cola y la entrepierna, que es el lugar más difícil de combatir. Hay que estar atentas a la piel del cuerpo que empieza a ablandarse, antes que a las arrugas más visibles que aparecen en las manos y en la cara. Es muy importante hacer algo antes de la menopausia (entre los 40 y los 50 años de edad), que es cuando se acentúan.
– ¿A qué edad conviene empezar con un tratamiento?
– A los 30 años hay que empezar a cuidarse y a los 35 años, con los primeros síntomas, hay que empezar a hacer algo.
– Por lo general, ¿en qué momento del año la mujer pone mañosa la obra?
– Inmediatamente después del verano se desesperan porque vuelven con la cara destrozada por el fotoenvejeci-miento que produce el sol. Se hacen limpiezas de cutis, máscaras nutritivas y humectantes. Alrededor de septiembre, cuando se tienen que sacar las medias, se ven las piernas flaccidas e inmediatamente recurren a tratamientos antiaging corporales. Cierto tipo de cirugías y los peelings no pueden hacerse en verano porque producen manchas.
SI AL CUIDADO, NO A LA OBSESION
– Cada vez son más las posibilidades para combatir el envejecimiento, ¿es porque creció la demanda?
– Aumentó la demanda y eso exigió que los científicos se pusieran a investigar, se abrieron nuevos laboratorios y spas. Pero esto es un fenómeno de la última década. Los reductores de grasas, reafirmantes, anticelulíticos y la medicación específica, tardaron tanto en aparecer porque en los países donde se investiga no se padecen estos problemas. Gracias a que aumentó la demanda, se abarataron los costos.
– ¿Cuáles son los trucos más efectivos para el antiaging?
– En depórteselo mejor es la caminata rápida. Caminando tres kilómetros ágiles por día, es imposible que se deteriore el cuerpo. En alimentación, lo ideal es comer pescados, frutas y verduras. Es fundamental dormir ocho horas seguidas por día. La siesta también es aconsejable. Y es importante tomar mucha agua y eliminar el café, el tabaco y el azúcar.
– ¿Tenemos que aprender a convivir con nuestras arrugas?
– Si existen los medios y las posibilidades para estar mejor, ¿por qué no intentarlo? ¿Por qué no aprovechar la gama de recursos que ofrece la medicina, la ciencia y la tecnología? Uno no deja de ser digno por intentar retrasar el envejecimiento. Eso sí, no hay que vivirlo como una obsesión.