EL REALITY DI TELLA

La empresaria y socióloga Tamara Di Tella, esposa de Torcuato, incursionó en la web con un blog propio en el que sobresale una sección: el correo sentimental respondido por su empleada, la desopilante Teresa.

Juntas analizan la tele actual y revelan sus ganas de tener un programa.

Las dos T se parecen. Las dos T son opuestas. T de Támara y T de Teresa. De Tangolates, disciplina inventada por la primera. De tallarines, que la segunda pre­para con maestría. La señora Di Tella y su empleada, Teresa -de invariable unifor­me-, comparten un espacio en el que pocas veces se llega a un acuerdo: el de las ideas. Juntas enfrentan a la cámara y responden el correo sentimental que los lec­tores del blog de Támara envían. La dinámica “bloguera” indica que la dueña de casa lee las preguntas y Teresa, con toda su sabiduría, responde.

De convicciones firmes y fidelidad a preceptos un tanto demodé, Teresa no duda en tratar de “boluda” a una lectora cuyo novio es kinesiólogo y “manosea” a las clientas. Tampoco cavila al retar a una joven que pretende dividir en mitades la cuenta de una invitación a cenar de parte de un pretendiente porque “la mujer no paga”. Formateada a la vieja usanza, Teresa supo ganarse un lugar insustituible en el blog de Tamara Di Tella, y juntas fantasean con llevar el formato a la tele.

Teresa nació en Paraguay, Tamara estudió en Londres. Teresa sabe hablar en guaraní, Tamara acostumbra a escribir en inglés. Una es alta, espigada, espléndida. La otra es más bien bajita, quizás un poco rechoncha. A las dos se les escuchan las carcajadas bien sonoras, risa con todos los dientes, risa de plenitud. Se retan, se chu­cean, se divierten.

En realidad, el dúo de letras T es un trío, cuya tercera pata es Torcuato, el dueño de casa, quien prefiere encerrarse a leer en la inmensa biblioteca. Cuando su esposa fue tras él, se había evaporado. T de Teresa, T de Tamara y T de Torcuato. T también de tele, que es el primer tema sobre el cual se explayan,

– ¿Son de ver televisión?
Támara: -Muy poco, no tengo tiempo, pero a veces vemos con Torcuato programas de análisis político. Lamentablemente no tengo tiempo para dedicarle a la tele.

– ¿Y usted Teresa?
Teresa: -Tampoco, porque no hay nada para ver. Me gusta, pero es basura. Perdón.
Tamara: -No, Teresa, tenés que decir lo que vos pensás.
Teresa: -Será que soy de antigüedades, digamos, pero no me gusta para nada.
Nada me gusta de lo que dicen. A veces da ganas de vomitar.
Tamara: -Sí, a veces da asco la televisión.
Teresa: -Yo digo, por ejemplo, el sexo es lo más sublime que hay cuando dos personas se aman, pero ahora pareciera que se pone en bandeja y me parece terrorífico, da miedo, asco, todo.

– ¿Dejó de ser subli­me?
Teresa: -Dejó de serlo.

– ¿Usted qué opina, Tamara?
Tamara: -Pienso que eso está ocurriendo con el sexo y con varias cosas más. Se da el problema de la pelea del rating. Eso genera que cada vez se pelee por más, mostrar más y decir más. A veces no es que se muestre tanto, sino que las cosas que se dicen son grose­ras. Es demasiado, a la gente no le gusta y no sé por qué insisten.

TÁMARA LANZÓ SU NUEVO LIBRO, “EL CLIENTE NUNCA TIENE RAZÓN”, UN MANUAL DE ANTI-MARKETING.

– ¡Y por qué tiene tanto éxito esa tele?
Tamara: -No existen otras alternativas porque a la gente cuando le das buen material responde. Fíjate en la Feria del Libro. Quiere decir que la gente sí quiere cosas buenas, un poco le gusta divertirse pero a veces cae mal.
Teresa: -No puedo. A mí me cae muuuuy mal. Porque, ade­más, usan ese medio para pelearse, para sacarse los trapos sucios, para todo. Porque creo que en la vida y desde antes de Cristo, había dos formas, por ejemplo, hablando de sexo: el que se casa, bien amado, y la prostitución. En esta época ni una prostituta hace eso. Ellas hacen su trabajo, son discretas, y la gente que no es así está en la televisión.
Tamara: -Quiero aclarar una cosa, Teresa no es religiosa, no sé por qué metió a Cristo en el medio. No es que tiene una postura religiosa.

La cara de asombro de Di Tella no inmuta a su empleada, que observa senta­da oronda en un sillón.

A LA TELE.
Para las fotos, ambas posan frente a la lente.
Tamara arregla su pelo y exclama: “¡Somos muy fotogénicas!”. Rápida como un rayo, Teresa retruca: “¡Vos sos fotogénica, yo soy una sapa!”. Risas y corrección: “Teresa, es una rana o un sapo”. Y las risas inundan el amplio ambiente con vista a la avenida Del Libertador.

Una cámara registra toda la entrevista con el fin de subir algún tramo divertido al Blog de Internet. La dueña de casa trae una notebook y enseña un poco del material. Se ve a Teresa espantando una mosca con un ademán brusco y retando a su jefa. “Teresa, acá en esta carta dice la chica que es una “dolobu”. ¿Entendés? Una dolobu”. Impávido, el oráculo amoroso mira fijo a Tamara y le lanza sin anestesia: “A mí no me vengas con dialectos”.
La empresaria, socióloga, periodista y ahora “blogger”, se define como “extrover­tida y espontánea, la peor combinación”.

-¿Por qué dice eso?
Tamara: -He metido mucho la pata y es mejor cuidarse más. Dicen que en boca cerrada no entran moscas, pero en la mía han entrado todas. Hay que saber escuchar, no hablar tanto. Digo lo que pienso, cuando lo pienso y de la manera en que lo pienso; podría ser un poco más cautelosa. Con Teresa somos muy parecidas en eso.

-¿Cuándo se dio cuenta?
Tamara: -¡Uff!, hace como 30 años que la conozco. Somos muy parecidas. Teresa vino a trabajar con nosotros cuando mis chicos eran chiquitos. Empezó a participar en el Blog y, poco a poco, tanto ella corno Torcuato tuvieron un rol predominante. Torcuato siempre se roba todo, no importa lo que haga o lo que diga. Con ella funcionamos muy bien y a la gente le gusta el correo sentimental. Yo conozco mis limitaciones y no estoy para eso; ella lo hace muy bien, porque es una mujer con sus opiniones. Yo no me meto.

-Teresa, ¿le costó salir en cámara?
Teresa: -No, porque…, no. No me cuesta nada.
Tamara: -Tal vez en un estudio se intimide más, pero acá en casa no.
Entusiasmada, Di Tella enseña un video en el que festeja Navidad junto a su staff de Empleados. De fondo aparece un Papá Noel que blande una cacerola y ríe un “jo jo jo”. Teresa sonríe satisfecha con su performance.

-¿Les gustaría ir a la tele?
Tamara: -Un programa de media hora en cualquier canal, nos mataríamos de la risa. A ella le encantaría. A ver, ¡decí que no!, no te creo nada. Creo que ella lo haría muy bien.
Teresa: -Sería un cambio total.
Tamara: -Sería una revolución en la televisión.
Algo más moral, pero no desde la moralina, una vuelta a las buenas costumbres. Teresa: -Bueno, si es todo para bien, sí.