TAMARA DI TELLA; MI CUERPO NO TIENE TRAUMAS
Tuvo que luchar contra su familia y dejar archivado su doctorado en Ciencias Políticas para instalar su exitoso Spa, del que son clientas Claudia Maradona y Valeria Mazza.
por María Fernanda Guillot
En un tiempo donde los lindos son cada vez más lindos y el gran resto de la humanidad busca obstinadamente alcanzar una belleza casi utópica, Támara Chichilnisky de Di Tella (46) afirma: “Soy como Leonardo Da Vinci: me dedico a esculpir cuerpos”. Hace dos años dejó a un lado los resguardos de un doctorado en Ciencias Políticas obtenido en Oxford y la comodidad de una vida organizada y sin tropezones para convertirse en em-presaria. Contra todo consejo y cautela, decidió instalar el primer Spa en la Argentina dedicado a la mujer. Hasta hoy, más de cuatro mil personas pasaron por el centro ubicado en la calle Laprida; entre ellas: Claudia Maradona (33), Valeria Mazza (23), Deborah de Corral (19) y Mónica Gonzaga (37).
— ¿Cómo es la relación de una intelectual con el mundo de los negocios y el de la estética?
— Yo estoy fascinada con lo que logré: traje al país un producto que no se conocía y lo impuse en el mercado. Soy una innovadora; y eso siempre produce placer y orgullo personal. Cuando hace unos años anuncié en la familia que iba a colocar un Spa, fue casi una proclama de revolución: mi esposo Tor-cuato (65) y mi cuñado, el canciller Guido Di Tella (56), no salían de su asombro. “Con todo lo que estudiaste vos, ¿cómo vas a colocar una casa.de belleza?”, me decían. Guido trató de advertirme que durante los dos primeros años iba a tener que hacer un aporte permanente de capital. Pero, en mi caso, sucedió casi un milagro: a los trece días, la empresa era autosuficiente.
—¿Tiene alguna explicación ese “milagro”?
—Yo encaré todo con muchísima seriedad; trabajaba 14 horas por día, aun a costa de restarles tiempo a mi familia y a mí misma. Creo que soy la persona que más trabajé en el país en los últimos dos años. Vivo estresada; ya no tengo tiempo para ir a la peluquería, hacerme una limpieza de cutis o leer un libro. Lo único que pude preservar es un rato a la mañana para correr mis cuatro kilómetros diarios.
— ¿Se puede vivir estresada y feliz?
— Yo estoy contentísima con lo que hago y cómo lo realizo. Lo mío no es un hobby, es un trabajo. Y cuando uno quiere hacer las cosas bien, tiene que dar tiempo, entusiasmo y esfuerzo. ¿Cuánto? Lo necesario, y un poco más. Además, no tengo una empresa fúnebre; yo 5, rejuvenezco y embellezco. Y tan É errado no es mi sistema, porque a partir de este año empiezo a trabajar con franquicias. En el verano va a haber un Spa “Támara Di Tella” en Puerto Bunge, Pinamar, y recibí propuestas del Llao-Llao, del Hotel Internacional de Cataratas y del Intercontinental que se abrirá en marzo en Buenos Aires. ¿Sabes qué pasa?, cuando tenes capacidad de trabajo y un entrenamiento adecuado, podes fabricar pan o lo que sea, que vas a tener éxito. Y si no, fíjate en “Delicity”. Y yo tengo un “entrenamiento militar”, una disciplina de trabajo que se llama “Oxford-Harvard-Stanford”: las tres universidades donde realicé mi doctorado y un posdoctorado de cinco años. Y cuando pasaste por eso, podes hacer bien cualquier cosa; llevas incorporados disciplina, rigor, sistematización y consistencia.
— ¿Tiene algún tipo de obsesa sión con su físico: arrugas, celulitís…?
— No, yo siempre estuve bastante tranquila con mi cuerpo, aunque no del todo feliz. Nadie está completamente conforme con su apariencia; creo que ni siquiera Valeria Mazza está libre de encontrarse un defecto. Siempre se busca estar mejor. Yo misma hice todos mis tratamientos, y gracias a ellos mantengo esta figura. Y puedo afirmar que no tengo obsesiones ni traumas con mi cuerpo.
— ¿No sería mejor aceptar las imperfecciones físicas como parte de uno?
— ¿Con qué sentido? Vos fíjate que cuanto más linda te sentís, actúas de una manera más segura y positiva. Y creo que uno tiene la obligación de cuidarse físicamente por una cuestión de salud, pero también para no perder el tiempo peleando contra tu imagen. Si tenes la posibilidad de mirarte a un espejo y sonreír, por qué te vas a quedar encerrada en tu casa.