ENTREVISTA A TAMARA DI TELLA
Socióloga y doctora en Ciencias Políticas, madre de dos adolescentes y dueña de un spa y de muchos centros Pilates en la Argentina y el mundo.
A los 17 años se fue de la Argentina a estudiar en las mejores universidades del mundo. Es licenciada, master y doctora en Ciencias Políticas. Volvió para casarse con Torcuato Di Tella, su profesor y director de tesis. Tiene dos hijos: Carolina (18) y Sebastián (20) que son su orgullo. Instaló un spa cuando nadie sabía qué significaba. Fue un éxito rotundo. Mujer Country la entrevistó en su casa de Palermo. Este es el retrato de una mujer que parece tenerlo todo.
-¿Cómo saltaste de Stanford y Oxford a ser dueña de un spa?
-Yo quería trabajar. Era madre full time y los chicos empezaron a crecer. Estaban en la escuela y yo no me quería aburrir. Llegué a la belleza sin querer porque a mí me interesaba más la salud. Al principio, en el spa tenía médicos, nutricionistas, flebólogos … El público me fue llevando a la belleza. Ahora, con Pilates me pasó lo mismo. Es una técnica de rehabilitación traumatológica, pero la gente lo usa para el modelaje corporal.
-¿Te sentís una precursora?
-Sí, la verdad es que sí. Cuando yo puse el spa la gente no entendía qué significaba ese concepto. Muchos ni siquiera lo podían pronunciar. Había peluquerías, cosmetólogas, masajistas … pero ir a un lugar donde te hicieran todo eso en un día sonaba raro. Fui la primera en difundir al público masivo conceptos desconocidos en el país. Torcuato dice que soy una impertinente porque nada me da vergüenza y voy al frente.
-¿Cómo reaccionaron en tu circulo de amistades cuando les dijiste que ponias un spa?
-Un amigo me dijo algo que jamás olvidaré: «triste fin para una socióloga» Y Guido Di Tella apuntó al negocio: «Hasta que el público entienda qué es un spa vas a tener que invertir mucho dinero». Abrí y a la tercera semana lo llamé para decide que ya era autosuficiente. El prejuicio sigue existiendo. No creas que las cosas cambiaron demasiado porque me va bien.
-¿A qué lo atribuis?
-Quizás con razón alguien piensa que estoy desperdiciando mi capacidad en algo frívolo. Admito que, para una persona que estudió en las mejores universidades del mundo, poner un instituto de belleza es algo raro. Un día vino Martha Minujín al spa y me pintó en la pared, con un aerosol dorado: «Tamara: la frivolidad calma los nervios». Ahí empecé a tranquilizarme un poco, pero siempre fue un tema.
-¿Internamente cómo te sentías?
-Incongruente. Me encantaba la idea y sentía que era un desafío profesional, pero había algo que no terminaba de cerrar Iba con Torcuato a una• da y cuando alguien me presentaba: «La señora tiene un instituto de belleza» se me hada un nudo en el estómago. Esa ambivalencia era rara. Ahora ya no me importa tanto aclarar.
– Vos no le «tenés miedo a lo nuevo …
-No, para nada. Yo no pido permiso ni disculpas para hacer las cosas. Es preferible pedir perdón después de equivocarse. Si no fuera así, no estaría acá con esto, te imaginarás … La gente se resiste a lo diferente. A mí me encanta. Cuando abrí el primer estudio Pilates, todo vidriado, mucha gente protestó. Lo mismo pasó con las peluquerías: Ahora, a nadie le molesta estar con los bigudíes y la cera en el bozo, pero al principio fue todo un tema. Mi impertinencia es lo que me permite imponer nuevos, productos éoh tanto éxito. Tengo 6 estudios en la Argentina, 4 en México y 2 en Colombia.
– ¿Te imaginabas, cuando estabas aburrida que te ibas a convertir en un éxito?
-No, para nada. Sí tenía claro que no iba a ser una más. Yo no quería poner una peluquería ni una casa de carteras ni una confitería cómo ponen las mujeres aburridas. Pero no sabía que iba a tener tanto éxito.
-¿Qué es exactamente Pilates?
-El método se llama Contrologie. El que lo invenró se llamaba ]oseph Pilates, entonces, mucha gente lo llama genéricamente Pilates, pero en cada país se lo apoda de un modo diferenre. En Inglaterra se llama Body Control, en otro países Body Balance. Cada máquina tiene su nombre. Mi marca es garanría de calidad de mis servicios y de mis productos. Por eso la defiendo de otras confundibles que aparecen por ahí.
-¿Cómo las descubriste?
-La primera vez fue en el 89 cuando mi tía Marta volvió de Europa fascinada con un nuevo concepto de trabajo muscular. Yo no quise saber nada porque las máquinas me parecían espantosamente grandes y orropédicas. Pasaron los años y en el 99 Torcuato tiene un accidente mienrras enseñaba en Standford. Terminamos en e! San Francisco Memorial Hospital haciendo rehabilitación con Pilates. Ahí decidí traerlo a la Argentina. En el 2000 terminé todos los trámites y puse mi primera máquina adentro de! spa.
-¿Cómo reaccionaron tus clientas?
¡Se subían a la camilla y no se querían bajar más! Es muy buen trabajo corporal.
– Yó me devoré los famosos Tips de Tamara Di Tella en los que vos decias que no hay nada como caminar o correr … ¿Con Pilates eso no va más?
-No, para nada. Yo corro todos los días. Pilates es un trabajo muscular muy profundo, es diferente. Se originó como un tratamiento de rehabilitación para los soldados heridos de la Primera Guerra Mundial. Después, lo usaron deportistas y bailarines profesionales cuando tenían problemas traumatológicos. Es una combinación enrre gimnasia y kinesiología.
-Si las mujeres fuéramos consecuentes con nuestros deseos no existiría Pilates ni las dietas milagrosas, ¿no?
-Es cierto, pero la naturaleza humana es inconstante, así que hay que ayudada. Si nosotros hiciéramos una vida sana, comiéramos bien y nos moviéramos mucho nada de esto haría falta. No existirían los institutos, las recetas milagrosas. Pero hay otra cosa: todas las mujeres quieren tener la cola en la nuca. Para eso hay que hacer mucho esfuerzo.
-¿Se logra cambiar el cuerpo?
-Sí, absoluramente.
-¿En cuánto tiempo?
-Había una famosa frase de ]oseph Pilates que decía: «en 10 sesiones sentirás la diferencia. En 20 sesiones verás la diferencia. En 30 sesiones tendrás otro cuerpo» .
-¿Es verdad?
-Sí, lo estoy viendo.
– Volviendo al tema anterior, los hombres, parecen más constantes: por nada del mundo se pierden el partido de fútbol o de tenis a mitad de semana …
– ¿Viste? Los hombres son más disciplinados. Tienen más perseverancia. La ‘mujer es más coqueta y la coquetería es muy volátil. Un día te cortás el pelo cortito y a la semana siguiente lo querés largo. El hombre es más constante, más parejo en su deseo. -¿Cómo es tu vida de empresaria?
-Viajo mucho buscando novedades. Pero la mayor parte de! tiempo, aún de viaje, trabajo. Hace poco Torcuato tuvo que viajar a Cuba .. Nos instalamos con los chicos en un departamento. Yo volví blanca como un papel. Ni un solo día fui a la playa.
-¿Qué hiciste?
-A través de! Secretario de Salud Pública visité todos los hospitales de Cuba para ver qué están haciendo ellos en materia de rehabilitación. Establecí vínculos con una cantidad impresionante de gente que no conocía Pilates porque todavía no llegó a Cuba. No me interesa otra cosa que trabajar.
-¿ Te aburris con facilidad?
-Sí, si no trabajo me aburro. Me pongo de mal humor … Hay un refrán chino que dice «encuentra algo que te guste y nunca tendrás que trabajar». Yo me siento muy bien trabajando.
-¿Cómo se llevan tus hijos con tu trabajo, con tu fama?
-Me ayudan mucho. Sebastián (20) está fabricando y exportando las máquinas Pilates a Chile, Uruguay, México, Colombia … Yo importé la primera máquina en el 2000 Y justo me agarró la crisis. Costaban 3 veces más así que no las podía comprar. Entonces, mi hijo empezó a fabricarlas. Trabaja mientras hace la carrera.
-¿Qué estudia Sebastián?
-Ciencias Económicas. Carolina (18) también. Yo miro a mis hijos y no lo puedo creer. Estudian de 9 a 17 como si estuvieran en un trabajo. Tienen muchos amigos, pero son todos como ellos. Les gusta estudiar, escuchar música … Son especiales. No los merezco.
-Como madre, ¿cómo fueron cambiando tus miedos?
-Siempre le tuve mucho miedo a la enfermedad. Cuando eran muy chiquitos me daba miedo de que los secuestraran. Después me tranquilicé y ahora vuelve a darme miedo el mismo tema. Pero nada más, los dejo vivir y trato de no pasades mis temores. Cuando Sebastián nació sentí algo diferente: ese bebe durmiendo en la cunita me hizo sentir muy protegida. Cuando eran chicos me decían: «mamá no te vayas». Ahora me dan un beso y me dicen «chau vieja» … Son ellos los que se van. Ellos son la medida del paso del tiempo.
-¿Alguna vez fue una tentación ser señora de?
-No, para nada, estoy un poco cansada de que me hablen de Torcuato. Más ahora que está en la función pública … Cuando me presentan como la señora de Torcuato Di Tella me da una rabia …! pero ahora se está revirtiendo porque mucha gente me llama la señora Pilates ¡Me encanta: por lo menos me saqué el estigma de ser la señora Di Tella. El es un mito viviente. Es una institución …
-¿Cómo es tu marido en la intimidad de la casa?
-Muy divertido. Tiene mucho sentido del humor. Para mí eso es importante. Y como está más allá del bien y el mal, puede decir cualquier cosa. Es muy buen padre, muy protector. Una vez le hicieron un estudio grafológico de la firma y la «t» tiene forma de techito y todas las letras van adentro.
-¿ Te cambió la vida su rol en el gobierno?
-No mucho. Está menos en casa, eso es todo. Esta es la primera vez que él apoya tanto a un gobierno. Torcuato siempre tuvo una posición de centro izquierda y Kirchner comparte sus ideas: un rol del estado más fuerte, una economía menos liberal. A mí me parece muy positivo todo lo que está haciendo y por primera vez en muchos años tengo esperanza.
-¿Cómo te llevas con los hombres?
-Me llevo mejor con los hombres que con las mujeres porque soy uno más entre ellos. Trabajo como un hombre y tengo los valores de un hombre. Para mí el trabajo es lo más importante. Cuando algo me sale mal yo no me deprimo como las mujeres: me pongo agresiva.
– Trabajar con vos no debe ser nada fácil..
-Seguramente no. Soy muy exigente, implacable. Además, no tengo horarios. Un domingo se me ocurre una idea a las 6 de la mañana y me tengo que morder para no llamar… Si fuera un hombre dirían «es un workaholic», pero como soy una mujer dicen «es una histérica».