LADY DI TELLA
Tamara, la esposa del prestigioso intelectual Torcuato Di Tella, abrió un novedoso SPA urbano por donde pasa todo el JET.
Cuando Tamara Chichilnisky tenía quince años, su madre, una rusa cultísima, le decía: «Tamarita, tu belleza es exótica, eres parecida a las modelos de Modigliani». A los 45 años, Tamara es una mujer alta, refinada, elegante, con una vida que se escapó de un cuento. Nació en Argentina en una familia de intelectuales, a los 17 años quedó huérfana y se desterró para estudiar Ciencias Políticas en las mejores universidades del mundo. Pasó por Harvard, Oxford e hizo su doctorado en Stamford.. California. A los 30, volvió a Buenos Aires becada por la Fundación Ford. «Estaba escribiendo mi tesis, investigaba en la biblioteca del Instituto Di Telia, y me crucé con Torcuato Di Tella -uno de los sociólogos argentinos más prestigiosos, divorciado, veinte años mayor-, que había sido profesor mío en Oxford. Yo lo admiraba. «podía citar su bibliografía de la A a la Z», cuenta. «Lo nuestro es un amor griego, es muy fuerte el vínculo maestro-discípulo». Se casaron y tuvieron dos hijos, Sebastián (10) y Carolina (8). Támara dejó los libros y se dedicó a ser una mamá full time.
Viajó por todo el mundo para acompañar a su marido. «Mientras Torcuato estaba en los congresos de Ciencias Políticas, yo iba a los Spa y probaba todos los tratamientos de belleza». Inspirada en la Costa Spa californiana, en Pratima Raichur Spa de New York, en la clínica suiza La Prairie y en las termas de Bath de Inglaterra, abrió en septiembre del año pasado el primer Spa urbano en Buenos Aires. Por Tamara Di Tella Medicina Estética -así se llama- ya desfilaron mil mujeres
– De esa cifra importante, algunas deben ser más conocidas que otras…
– Sí, obvio.
– ¿A qué viene, por ejemplo, una mujer tan ocupada como la empresaría Martha Oyhanarte de Sivak?
– Se hizo el Bon Jour -14 tratamientos en total, para la piel, las piernas, el pelo, que dura ocho horas e incluye una dieta líquida a base de jugos de frutas, sopas e infusiones- justo cuando terminó de escribir su último libro, Cómo ejercer su poder ciudadano. Estaba es-tresada.
– ¿Qué se hace una artista plástica como Martha Minujin?
– Ella se revitalizó el cutis con una máscara de barro facial con pigmentos vegetales. Además, aprovechó la visita para pintar un mural en el sau-na. Según Torcuato, aumentó el valor,de la propiedad con su obra. (Se ríe).
– ¿Y una top model con el cuerpo perfecto como Georgi-na Pontonero?
– Estrenó la clínica, fue la primera en venir, y no dejó de probar ni un tratamiento del Spa. Se quedó todo el día.
– ¿Y Valeria Mazza, la Claudia Schiffer argentina?
– Valeria también se hizo todo, sauna, masajes, limpieza de cutis, relajación mental, tratamiento de impulsos veno-linfáticos para las piernas. Salió renovada.
– También la ex modelo Liliana Caldini…
– No pudo resistir la tentación y probó el megatratamiento de ocho horas.
– Mónica Gonzaga, actriz, que va de filmación en filmación. ¿Qué probó?
– Se hizo una limpieza de cutis, masajes y pulido corporal de sales marinas, una técnica que copié del Spa brasilero Chiquitimar. Una anécdota, Mónica se negó rotundamente a aceptar la invitación y pagó todo.
– Hay muchas mujeres del jet set entre estas paredes. ¿Qué tratamiento eligió la princesa Teresita Radziwill, la mujer de Carlos de Habsburgo?
– A ella le resultó mucho el régimen que le recomendó el nu-tricionista del Spa. Bajó cinco kilos, y lo que es mejor, no volvió a recuperarlos. Ella, además, es una de las tantas mujeres que quieren modelar las piernas y combatir la flaccidez. Según ella, sus piernas están mucho más finas.
– ¿Qué es lo que más le gusta a la princesa?
– El Accu-Massagge -una camilla con un rodillo que hace una especie de acupuntura- es un placer. Además, siempre dice que la sesión de mental gym la ayuda a aliviar tensiones.
– Otra fanática del Spa es la baronesa húngara Ludmilla Kudrnac. ¿Qué se hace?
– Cuando viene, opta por el Spa de ocho horas.
– También hay muchas esposas de embajadores, Josefina Wynham -La mujer del embajador australiano- y la cónsul de África, Ernestina Esseno. ¿Cómo se cuidan?
– Josefina se queda ocho horas cuando viene y prueba todo. Ernestina se hace limpieza de cutis y masajes. Y cuando estaba en Argentina, Ana Pía Cucciarini -la mujer del ex embajador italiano Claudio Moreno- venía para los tratamientos de un día.
– ¿Cómo es la mujer argentina?
– Increíblemente coqueta. Las mujeres de cualquier clase social a la que pertenezcan son de estar pendientes de su estética. Siempre tratan de mejorar su físico y rostro.
– ¿Con cirugía estética, quizá?
– No sé. Si una mujer se ve realmente fea, el bisturí es útil. Ahora, también están las cirugías histéricas, de esas mujeres que se retocan íntegras.y después parecen de plástico.
– ¿Qué complejos tienen las argentinas?
– Bastantes. El tratamiento que más se pide en el Spa es el que modela las piernas y levanta la cola. Otro gran complejo femenino es la celulitis y la flaccidez El ochenta por oiento de las argentinas tiene celulitis, es una característica racial de las latinas: cuerpo «perita», hombros pequeños y grandes caderas.
– En definitiva, ¿a qué viene una mujer al Spa?
– A mejorar su figura, especialmente las piernas, despejar la mente y vencer el estrés.