¿QUE HARIAS SI FUERAS PRESIDENTA?

Hicimos una larga lista de personalidades femeninas para que respondieran -si aceptaban nuestra invitación a jugar por un rato con la imaginación- qué harían en lugar de la Presidenta de la República.

Pero muchas rechazaron el convite. Sin embargo, otras tantas se prestaron con gusto y pusieron primera con imaginació, humor y mucha reflexión. Aquí, las respuesta de Tamara.

1. ¿Cómo manejarías tu imagen y estética? ¿Cómo llevarías el pelo? ¿De qué color? ¿Cómo armarías tu look? ¿Te harías tratamientos estéticos y cirugías?

Yo llevaría el pelo muy prolijo y poco maquillaje. En eso hay que tomar en cuenta las faccio­nes de cada una. Pero eso es to­do. El look debe ser sobrio: uñas cortas y nada de joyas.

2. ¿Cómo sería la relación con tu marido, el ex presidente Néstor Kirchner? ¿Le pondrías límites? ¿O quisieras que haga ciertas cosas en tu lugar? ¿Apelarías a un gobierno de «doble comando»?

Yo también tengo un marido omnipresente que acapara toda la atención. Es difícil manejar esa situación, pero creo que la mujer debe encontrar su espacio como pueda. SÍ una tiene una personali­dad fuerte, lo logra.

3. ¿Cómo armarías tu gabinete? ¿Ministros jóvenes, figuras experimentadas, mujeres…?

Yo no soy feminista, pero pon­dría más mujeres y de todas las edades, no solamente gente joven. Los jóvenes tienen mucho dinamismo y están de moda, pero la gente de mayor edad aporta ex­periencia y eso es muy importan­te en política. Hay pocas profesio­nes en donde la experiencia es un valor importante: piloto de avión o cirujano, por ejemplo. La políti­ca es otras de ellas.

4. ¿De qué manera se vería afectada tu vida íntima y qué harías al respecto? ¿Cómo manejarías la exposición de tus hijos?

Lo bueno de tener hijos gran­des es que uno no necesita estar encima de ellos. Pero, por experiencia, hay que decir que llega un momento en que hay que ele­gir entre la familia y el trabajo, y lamento decir que el trabajo viene primero. El costo es altísimo, pe­ro a la larga, tus hijos apreciarán la ética de ese legado.

5. ¿De qué modo te prepararías para dar un discurso? ¿Estarías preocupada por tu imagen en el momento de darlo o por los contenidos? ¿Preferirías conferencias de prensa o actos públicos?

No hay nada peor que una perso­na acartonada o, como dice mi ma­rido Torcuato, «solennnnne» (so­lemne). Cristina es muy buena ora­dora, es elocuente y articulada. No es solemne, jamás lee su discurso, puede hablar una hora seguida de varios temas importantes sin mirar una sola nota. Eso es muy difícil. Yo no apelaría tanto al estilo de de­bate universitario de la década de los ’70. Tan importante como lo que se hace es cómo se hace. El es­tilo de barricada grandilocuente ya fue y ella está cambiando.

6. ¿Cómo crees que sería tu relación con los demás mandatarios hombres y de qué manera tratarías de ganarte un lugar entre ellos?

Una presidenta no tiene que ganarse ningún lugar entre los hombres que conforman su gabi­nete ni con los demás mandata­rios. Si te eligieron los votantes, «ganarse un lugar» es algo que estaría mal. Muy mal.

7. ¿Qué tipo de relación tendrías con los medios y los periodistas?

La relación con los medios es di­fícil para un político porque hay mu­chas cosas que no se pueden ni se deben decir. Pero al mismo tiempo hay que tener suficiente transpa­rencia y honestidad. No es fácil. Hay un estilo que está de moda en los países desarrollados ahora y es el de pedir perdón. Lo hicieron Bill Clinton, Jacques Chirac, el primer ministro de Japón Muruyama, el Papa. Pedir perdón tiene buena prensa y gana la confianza de la gente. Lamentablemente, es muy difícil que un peronista lo haga.

8. ¿Cuál habría sido tu forma de negociar con los dirigentes del campo y qué postura tomarías frente a personajes polémicos como Julio De Vido, Guillermo Moreno y Luís D’Elía?

Prefiero evitar las respuestas sobre ese tema.

9. ¿De qué modo plantearías las cuestiones de género: apelarías más a tu costado femenino o considerarías que te ponen piedras en el camino por ser mujer?

La feminidad no es una carac­terística que yo busco en un pre­sidente, que tiene que llevar un
País adelante, y mucho menos un país que va de crisis en crisis. ¡Lo único que faltaba es tener que ser una presidenta femenina!

10. ¿Con quiénes compartirías los mayores secretos de la gestión? ¿Con tus amigas? ¿Cuál sería tu momento de mayor distensión en el marco de la gran presión que significa ser presidenta?

Hablaría con mi gabinete, con los colaboradores más cercanos que yo elegí para que me acompa­ñen en la fórmula. Dicen que Evi­ta compartía los «secretos» de su gestión con el peluquero y el mo­disto. No sé si será cierto, pero es lo que se dice.