TANGOLATES: EVALUARÁN SU EFICACIA PARA REHABILITACIÓN
El Ministerio de Salud de la Nación comienza una investigación sobre la efectividad del método creado por Tamara Di Tella en pacientes con movilidad reducida. Apoya la OPS.
Suena de fondo la melodía de La Cumparsita y los pies se mueven lentamente al ritmo del 2×4. Un instructor sigue de cerca cada paso de tango. En la sala no hay bailarines profesionales sino pacientes, muchos de ellos adultos mayores o personas con su movilidad reducida, que buscan mejorar su salud y calidad de vida con ejercicios que mezclan la técnica del pilates con algo de rehabilitación y mucho de música. El método se llama tangolates y fue creado en 2004 por la empresaria Tamara Di Tella.
Ahora, una investigación del Servicio Nacional de Rehabilitación (SNR), que depende del Ministerio de Salud de la Nación, intentará determinar científicamente cuáles son los beneficios de esta disciplina que se impuso en países como EE.UU., Brasil, Italia y Turquía. La investigación, que cuenta con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), abarcará una muestra de alrededor de cien personas y estaría terminada a fines de este año.
“El objetivo será analizar los resultados que tiene esta técnica en el perfil de funcionamiento de una persona. Para eso vamos a evaluar ciertos parámetros como la movilidad, la fuerza y el equilibrio pero haciendo hincapié en cómo mejora la calidad de vida de los pacientes con dificultades del movimiento”, explicó Juan Boasso, del área de Docencia e Investigación del SNR.
Desde 2004, funciona en el Hospital de Clínicas una sala donde pacientes con mal de Parkinson –derivados por sus neurólogos– llegan para practicar tangolates como parte de su tratamiento. “Los pacientes notan mejoras en su motricidad y los ayuda a paliar los síntomas de esta enfermedad degenerativa como la rigidez y la pérdida de fuerza”, sostuvo Marina Pera, encargada de la sala. El tango tiene mucho que ver también con esta mejora.
“Me di cuenta de que el ritmo ayuda muchísimo al movimiento del cuerpo. Por eso decidí usar La Cumparsita, que tiene un ritmo fuerte y marcado, lo que permite a los pacientes iniciar los ejercicios y continuarlos. Cuando escuchan la música, a las personas les cuesta menos hacer gimnasia porque el ritmo las va llevando”, contó Di Tella (ver recuadro).
Avance. El tangolates se realiza generalmente en aparatos de pilates especialmente diseñados pero también se puede hacer sobre una colchoneta. Se practica con un instructor de manera individual o en grupo, y cada sesión dura entre treinta y cuarenta minutos.
“Empezamos con pacientes que tenían restricciones motoras pero la realidad es que se puede usar para cualquier persona que tiene su movilidad reducida, como un diabético, un obeso o una persona que está sentada todo el día y no practica actividad física”, le dijo a PERFIL Di Tella, quien mencionó entre las bondades del método que “mejora el equilibrio, la movilidad articular y la fuerza”.
Para Boasso lo interesante de esta disciplina “es que el trabajo está sistematizado”, lo que permite realizar una secuencia de movimientos al ritmo del 2×4. “Es una actividad física muy completa. Apunta a mejorar la capacidad aeróbica, la coordinación, el equilibrio y la movilidad general del cuerpo pero el punto es ver cuánto mejora. Por eso estamos elaborando este protocolo de investigación”, remarcó.
Aunque ya cuentan con registros cualitativos, el estudio permitirá realizar una evaluación sistematizada de los pacientes que han pasado por el Hospital de Clínicas y cómo el ejercicio mejora su funcionalidad y calidad de vida. Un dato importante, si se tiene en cuenta que el sedentarismo es considerado un grave problema de salud pública y que el 55% de los argentinos no practica ninguna actividad física, según la segunda Encuesta Nacional de Factores de Riesgo.
“Existen en el mundo mil millones de personas que tienen algún tipo de discapacidad y 200 millones tienen problemas graves de funcionalidad. La OPS quiere apoyar a estas personas a elevar su dignidad a través de una atención integrada basada en la evidencia, por eso esta investigación puede ayudar a crear esa evidencia que contribuya a mejorar su salud y calidad de vida”, concluyó Pier Paolo Balladelli, representante de la OPS en la Argentina.